Otro estudio de Sapien Labs revela una clara correlación entre la edad de acceso al smartphone y la salud mental: cuanto más joven se obtiene, más frágil la salud psicológica cuando se llega a la edad adulta.
En este contexto, iniciativas como Adolescencia Libre de Móviles están desempeñando un papel crucial al concienciar y promover una acción para retrasar el uso de smartphones entre los adolescentes.
Esta semana, el Gobierno aprobó el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de los menores en entornos digitales.
Entre otras medidas:
- Eleva de 14 a 16 años la edad mínima para consentir el tratamiento de datos personales... ¿Esto significa que no podremos obligar a los niños a crear una cuenta de Gmail para usar chromebooks en los colegios, por ejemplo?
- Tipifica como delito la difusión sin autorización de imágenes pornográficas generadas por IA.
- Fomenta el conocimiento sobre los riesgos digitales y sanciona las vulneraciones de derechos, imponiendo obligaciones a grandes operadores e influencers.
Sin duda constituya un primer paso positivo pero ¿nos podemos permitir el lujo de ir avanzando poco a poco? ¿Tendremos la valentía de abordar las causas de fondo a tiempo?
Parece que el anteproyecto evita aspectos fundamentales como el modelo de negocio tóxico de las grandes plataformas y sus algoritmos y diseños, los cuales tienen como único objetivo retener la atención de los usuarios (y de los que los jóvenes son las primeras víctimas).
No nos equivoquemos: para afrontar este gran reto, estas empresas deben ser un objeto de escrutinio antes de ser consideradas como partners.
También tendremos que prestar atención a los mecanismos previstos para que estas restricciones sean efectivas y todo aquello no se quede en papel mojado.