Familias han presentado una demanda civil conjunta contra TikTok por el daño mental causado a sus hijos

Esta semana, TikTok ha sido demandada por 7 familias francesas cuyos hijos habían sufrido graves problemas psicológicos (2 de ellos se suicidaron, 4 lo intentaron, 1 con anorexia grave).

Estas acusan a la red social de exponer a los menores a contenidos peligrosos y a promover el suicidio, las autolesiones o los trastornos de la alimentación.

Con todos los datos de los que disponen sobre cada usuario, las redes bombardean a los adolescentes contenidos relacionados con sus expectativas. Si deducen que lo que buscan son consejos para cometer lo irreparable, satisfacen esta demanda con tutoriales mortíferos que alimentan estos deseos.

Este mecanismo, bien descrito por expertos en protección de datos como Mar España o psicólogos como Francisco Villar, provoca una espiral en la que muchos jóvenes, cuyo malestar psicológico ha aumentado en su conjunto de forma acelerada en los últimos 15 años, van a peor.

En un momento en el que se percibe cierto repunte en el negacionismo de esta realidad, es fundamental insistir en la magnitud y gravedad de este problema:

Las autolesiones en chicas estadounidenses (x6 desde 2009) probablemente sea el reflejo más vertiginoso de este fenómeno. Y aunque se destaque la especial vulnerabilidad de las chicas, el aumento en chicos (x3) tampoco es envidiable.

Mientras que en China TikTok está limitado a 40 minutos diarios para los menores y sus algoritmos obligan a mostrar únicamente contenidos educativos, en las democracias liberales estamos tardando en entender que proteger la libertad implica también protegernos de dispositivos y plataformas que precisamente, son liberticidas.

[Gráfico sacado a partir del artículo "End the Phone-Based Childhood Now"
de Jonathan Haidt en The Atlantic, 13 de marzo de 2024, a partir de datos del Centers for Disease Control and Prevention]

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