OFF #22 | La newsletter para retomar el control
Noviembre 2024
OFF #22 | “Papá, ¡solo! ¡solo!”… IA, ¡solo! ¡solo!
Hola,
“Papá, ¡solo! ¡solo!” — Quién no ha escuchado a un niño pequeño reivindicar su autonomía cuando pretendemos ayudarle, ya sea a la hora de vestirse, recoger un objeto que se ha caído o resolver un pequeño problema del día a día.
Esto puede resultar frustrante: sabemos que tardará el triple de tiempo y que probablemente no lo realizará con la misma destreza que si hubiésemos intervenido. En el momento, nos interesa ir rápido y, en el mejor de los casos, sonreímos ante esta resistencia.
Los niños son limitados en casi todas sus capacidades y, si los evaluamos en función de su eficiencia, rara vez superarán a un adulto. En realidad su situación podría asemejarse a la de la humanidad frente a unas máquinas cada vez más sofisticadas:
Una humanidad —si la evaluamos según este mismo criterio— considerada crecientemente inferior a la IA, a medida que las capacidades de esta aumentan.
Una humanidad que corre el riesgo de ser infantilizada a medida que avanza, asistida en cada vez más situaciones.
Una humanidad que, esperemos, conserve el deseo de pelear para que la IA no lo haga todo por ella y mantenga oportunidades de afirmar su personalidad y su autonomía.
Este grito —“Papá, ¡solo! ¡solo!”— suele ser tan legítimo como oportuno: si, en virtud de la ley de la ventaja comparativa, no dejáramos a los niños que hicieran algunas cosas por sí solos, aunque cometieran errores, nunca desarrollarían capacidades motrices o cognitivas, ni un sentido de la responsabilidad. Parece que, de forma innata, los más pequeños entienden que esta ley resultaría en otra, la del menor esfuerzo, la cual no estaría al servicio de sus intereses más profundos.
Cada vez más, la IA irrumpe en nuestras vidas ofreciéndonos su ayuda, y cada vez más, sin que la solicitemos:
Una ventana de Copilot, el asistente de IA de Microsoft, se abre espontáneamente cuando usamos productos de la compañía como Powerpoint o Skype.
Una nueva generación de robots de cocina no se limita a ejecutar recetas sino que es capaz de sugerir menús y planificar comidas.
Algunas redes sociales no solo nos recuerdan los cumpleaños de contactos sino que ofrecen un mensaje predeterminado para felicitarles.
Desde este año, la web de Iberia ofrece un asistente para sugerirte a dónde viajar.
Gran parte de los contenidos que captan nuestra atención y terminamos consumiendo vienen seleccionados cuidadosamente por una IA, basados en “nuestros intereses”.
Más de un 50% de las parejas en los EE.UU. se conocen online, cada vez más a través de aplicaciones en las que la IA sugiere opciones al usuario.
Cierto: en muchas situaciones, si delegamos todo en la IA en lugar de elegir la autonomía, nuestra vida será más eficiente. Pero también perdemos oportunidades de desarrollar o conservar capacidades propias y olvidamos cómo resolver problemas sencillos, como cuando sacamos la calculadora en vez de realizar una operación muy simple por nuestros propios medios.
También desaprendemos progresivamente a evaluar sus sugerencia según nuestro propio criterio, como cuando nos dejamos que nos guíe el GPS sin ser capaces de decir si es el camino que habríamos elegido. Y, a medida que vayamos aceptando seguir el camino trazado por la IA en todas las áreas de nuestra existencia aumentará nuestra dependencia y nos costará hacer marcha atrás.
Episodio de South Park & ChatGPT - Los alumnos utilizan ChatGPT para responder a sus novias
Quizás debamos aprender de los más pequeños y, más pronto que tarde, atrevernos a gritar “IA, ¡solo!, ¡solo!”.
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