“La mejor manera para no avanzar en la búsqueda de sentido es mirar tu teléfono”

Eso dice Arthur C. Brooks, profesor titular de la Harvard Kennedy School y autor de numerosos estudios sobre la felicidad.

Según el académico, la búsqueda de sentido es el centro del camino hacia una vida feliz. Para él, las 3 preguntas clave son:

  1. ¿Cuál es el sentido de mi vida?

  2. ¿Por qué creo que estoy vivo?

  3. ¿Para qué daría mi vida?

Y la mejor vía para enfrentarnos estas preguntas es renunciar a todo momento de soledad o de aburrimiento que permiten acceder a las partes de nuestro cerebro que permiten meditar estas cuestiones.

Esta reflexión evoca la famosa frase del filósofo Blaise Pascal, que escribía: "La infelicidad del hombre se basa sólo en una cosa: que es incapaz de quedarse quieto en su habitación".

Está claro que los humanos necesitamos diversión, juego, y una cierta ligereza para aguantar el peso de la vida. Pero se trata de encontrar un equilibrio que el smartphone, precisamente, imposibilita, al ocupar todos estos vacíos.

Llama la atención el aumento del número de adolescentes que no consideran que la vida tiene sentido. En los EEUU eran 12,5% de chicos y chicos a principios de los 2010. Una década más tarde representaban más de un 20% de los chicos y de un 30% de las chicas.

Tomando en cuenta que el profundo impacto que ha tenido el smartphone en la vida cotidiana durante ese mismo periodo, cuesta identificar un sospechoso más evidente para explicar este fenómeno.

Hay que tener cuidado de no reducir este problema solo a los adolescentes, pero esperemos que movimientos como Adolescencia Libre de Móviles hagan tanto ruido en Francia como en España.

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